miércoles, 3 de agosto de 2011

¡Cuidado con los buenos consejos!


Hace ya un tiempo que no puedo evitar observar algunos de los anuncios de televisión que van directamente destinados a cambiar algo más que nuestros hábitos de conducta. Pondré algunos ejemplos, pero son muchos más los que utilizan esta técnica. Comenzaré con los de Activia que te aconsejan seguir una dieta estricta de yogures diarios para poder ir al servicio de forma regular y dejar de sentirte hinchada. En los últimos que podemos ver en la televisión, Carmen Machi (actriz que pretende hacernos creer que interpreta a “una mujer normal del barrio” que grita y golpea a las demás personas con las que interactúa en su vida, lo normal vamos) conversa de forma natural en un quiosco, en el supermercado o incluso en la playa con otras mujeres que aún no han descubierto el mágico producto, utilizando su fama y la autoridad que esta le concede para aconsejar a toda aquella que la escuche.

 



Pero no es la única marca que trata de imponer ciertas pautas de comportamiento al consumidor relacionadas con nuestra actividad digestiva. Por ejemplo, Special K, que siempre tiene en cuenta nuestra figura, nos sugiere que sustituyamos toda la comida de casa que nos pueda engordar por pequeñas notas que nos indiquen que no debemos caer en la tentación. Así lo único que podremos comer si tenemos hambre son los cereales de su marca, que al llevar virutas de chocolate nos harán completamente felices. De este modo, Special K nos instruye en la forma de llevar una vida sana y, por supuesto, de cuidar nuestra línea. Porque nunca debemos olvidar (ni nos van a dejar hacerlo) que ante todo nacimos para estar siempre perfectas (considerando la perfección dentro de los cánones que ellos proponen, claro) y para gustar al hombre (aunque nos traten de engatusar haciéndonos creer que tenemos que hacer todos esos sacrificios para nosotras mismas).



También como nos indicaba All-Bran, todos necesitamos nuestro momento. Tan solo 10 días después de comenzar a consumirlo dejaríamos de ser golpeados en la cabeza por un periódico mientras desayunamos en el jardín, o ya no tendríamos que dejarnos llevar en volandas por unos desconocidos en el metro o en la estación de autobús para ir al baño. Gracias a All-bran iríamos al servicio en el instante que más nos interesase del día, no cuando tuviéramos la necesidad de hacerlo. Está claro que lo importante era tener toda nuestra vida organizada para dejar tiempo al consumo de todos los productos All-bran.

En definitiva y por no continuar poniendo más ejemplos, con sólo dedicar unos pocos minutos al día a ver la televisión, no podremos evitar que Paz Vega nos explique de un modo sensual que es lo que la deja realmente satisfecha...



o sorprendernos al descubrir bailando ante el espejo a múltiples de personas que nos revelan felizmente que han conseguido tener un cuerpo ideal. 

            Todos estos spots publicitarios no intentan solo vender sus productos y crear en nosotros una necesidad (eso es lo que todas las marcas hacen habitualmente), sino que ambicionan diseñar nuestro propio espacio, en el que nos desenvolvemos cotidianamente cada uno de nosotros. Imponiéndonos de forma sutil estos patrones de comportamiento nos inducen a constituirnos como los seres ideales que ellos desean crear: siendo monstruos de Frankenstein. Así, nuestro Cuarto propio compartido, como lo llama en su último libro Remedios Zafra, dejará de ser nuestro para pasar a compartir uno en común y externo creado por la publicidad. Existiremos como seres preconcebidos que tendrán los mismos gustos y pautas de los demás y que actuaran del modo correcto que ellos desean. Y ya no hablo solo de yogures o cereales. Esta  forma de instruirnos desde los medios de comunicación (o desde ya hace tiempo, medios de desinformación) nos sacará de los espacios públicos, nos hará ver todo acto inconformista del prójimo como algo inaudito y nos llevará a condenar todo aquello que se salga de sus normas. A esos extremos son a los que nos pueden llevar todas estas actitudes y modos de actuación que los medios de comunicación tratan de incorporar a nuestras vidas como si estuvieran haciéndonos un favor y de forma benévola.

¡Cuidado con los buenos consejos!



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