viernes, 12 de agosto de 2011

Los "Rodríguez" han cambiado

        Justo ayer, viendo el telediario de Cuatro (que cada vez parece más un programa de Impacto total que un noticiario) comentaron que los hombres de hoy en día ya no solo no tienen miedo a quedarse solos en casa sin ninguna mujer que les atienda (lo que se suele llamar quedarse de Rodríguez), sino que además ahora incluso prefieren esa soledad porque así pueden actuar con libertad. Y no contentos con esta afirmación, salieron a la calle a recopilar testimonios de hombres y mujeres que aseveraban esta información. Así pudimos escuchar algunas declaraciones que aseguraban que los hombres se quedaban solos y se defendían en las tareas del hogar pero que nunca hacían tanto ni tan bien como las mujeres (que decían ellas) u otras que lamentaban la ausencia de la mujer en la casa solo por la falta de sexo. En resumen, aparecían en pantalla muchas caras masculinas sonrientes que se decantaban abiertamente por la opción de tener libertad para ver la película que quisieran en el momento en el que desearan (al encontrarse solos en casa) aunque tuvieran que prescindir de la comodidad de tener una chacha. 



        Al ver esto me pregunté si no les daba vergüenza a los periodistas que trabajan en estos "informativos" tratar este tipo de noticias como si fueran algo normal y actual en el siglo en el que vivimos. No me hizo falta pensar mucho para llegar a la conclusión de que no, claro, no les daba vergüenza. Apostaría a que ellos solo piensan en rellenar el mayor tiempo posible del noticiario y presentar la información de una manera distendida y divertida para ganar audiencia. Sin embargo, en muchas ocasiones nos han dejado ver lo conscientes que son del poder que tienen para guiar a la masa hacia ciertas acciones, como por ejemplo en el caso de ETA o en otro más reciente como el del Movimiento 15M. Entonces, ¿por qué siguen participando en la construcción de una conciencia colectiva que tiende a comportarse de forma machista? ¿No se dan cuenta de que este tipo de noticias ejemplifican con claridad las funciones que tradicionalmente se han asignado a las mujeres y a los hombres en el hogar? ¿Cómo vamos a destruir estas barreras si los propios telediarios a los que, a pesar de todo, mucha gente sigue otorgando autoridad se divierten haciendo estas piezas?

        Si ellos no se avergüenzan de su trabajo, yo lo haré por ellos. Es lamentable ver como la lucha por la igualdad nace y permanece solo a ciertos niveles académicos. Pero aún lo es mucho más aceptar que todos esos tópicos machistas no solo permanecen en el día a día de nuestra sociedad, sino que cuando alguien como yo se escandaliza al identificarlos suele ser tachada por loca al "ver cosas donde no las hay". Se me acusa de rizar el rizo por no tolerar que los informativos de Cuatro puedan seguir afirmando con total tranquilidad que los "Rodríguez" han cambiado. Pues bien, soy culpable.

miércoles, 3 de agosto de 2011

¡Cuidado con los buenos consejos!


Hace ya un tiempo que no puedo evitar observar algunos de los anuncios de televisión que van directamente destinados a cambiar algo más que nuestros hábitos de conducta. Pondré algunos ejemplos, pero son muchos más los que utilizan esta técnica. Comenzaré con los de Activia que te aconsejan seguir una dieta estricta de yogures diarios para poder ir al servicio de forma regular y dejar de sentirte hinchada. En los últimos que podemos ver en la televisión, Carmen Machi (actriz que pretende hacernos creer que interpreta a “una mujer normal del barrio” que grita y golpea a las demás personas con las que interactúa en su vida, lo normal vamos) conversa de forma natural en un quiosco, en el supermercado o incluso en la playa con otras mujeres que aún no han descubierto el mágico producto, utilizando su fama y la autoridad que esta le concede para aconsejar a toda aquella que la escuche.

 



Pero no es la única marca que trata de imponer ciertas pautas de comportamiento al consumidor relacionadas con nuestra actividad digestiva. Por ejemplo, Special K, que siempre tiene en cuenta nuestra figura, nos sugiere que sustituyamos toda la comida de casa que nos pueda engordar por pequeñas notas que nos indiquen que no debemos caer en la tentación. Así lo único que podremos comer si tenemos hambre son los cereales de su marca, que al llevar virutas de chocolate nos harán completamente felices. De este modo, Special K nos instruye en la forma de llevar una vida sana y, por supuesto, de cuidar nuestra línea. Porque nunca debemos olvidar (ni nos van a dejar hacerlo) que ante todo nacimos para estar siempre perfectas (considerando la perfección dentro de los cánones que ellos proponen, claro) y para gustar al hombre (aunque nos traten de engatusar haciéndonos creer que tenemos que hacer todos esos sacrificios para nosotras mismas).



También como nos indicaba All-Bran, todos necesitamos nuestro momento. Tan solo 10 días después de comenzar a consumirlo dejaríamos de ser golpeados en la cabeza por un periódico mientras desayunamos en el jardín, o ya no tendríamos que dejarnos llevar en volandas por unos desconocidos en el metro o en la estación de autobús para ir al baño. Gracias a All-bran iríamos al servicio en el instante que más nos interesase del día, no cuando tuviéramos la necesidad de hacerlo. Está claro que lo importante era tener toda nuestra vida organizada para dejar tiempo al consumo de todos los productos All-bran.

En definitiva y por no continuar poniendo más ejemplos, con sólo dedicar unos pocos minutos al día a ver la televisión, no podremos evitar que Paz Vega nos explique de un modo sensual que es lo que la deja realmente satisfecha...



o sorprendernos al descubrir bailando ante el espejo a múltiples de personas que nos revelan felizmente que han conseguido tener un cuerpo ideal. 

            Todos estos spots publicitarios no intentan solo vender sus productos y crear en nosotros una necesidad (eso es lo que todas las marcas hacen habitualmente), sino que ambicionan diseñar nuestro propio espacio, en el que nos desenvolvemos cotidianamente cada uno de nosotros. Imponiéndonos de forma sutil estos patrones de comportamiento nos inducen a constituirnos como los seres ideales que ellos desean crear: siendo monstruos de Frankenstein. Así, nuestro Cuarto propio compartido, como lo llama en su último libro Remedios Zafra, dejará de ser nuestro para pasar a compartir uno en común y externo creado por la publicidad. Existiremos como seres preconcebidos que tendrán los mismos gustos y pautas de los demás y que actuaran del modo correcto que ellos desean. Y ya no hablo solo de yogures o cereales. Esta  forma de instruirnos desde los medios de comunicación (o desde ya hace tiempo, medios de desinformación) nos sacará de los espacios públicos, nos hará ver todo acto inconformista del prójimo como algo inaudito y nos llevará a condenar todo aquello que se salga de sus normas. A esos extremos son a los que nos pueden llevar todas estas actitudes y modos de actuación que los medios de comunicación tratan de incorporar a nuestras vidas como si estuvieran haciéndonos un favor y de forma benévola.

¡Cuidado con los buenos consejos!