miércoles, 6 de abril de 2011

Agresión televisiva


A veces necesitamos expresar en voz alta nuestros pensamientos para sentirnos escuchados y, con suerte, comprendidos por los demás. Necesitamos sentir que nuestra palabra tiene el poder de efectuar actos performativos en la sociedad. Incluso hasta, quizás, el poder de cambiar algunas cosas que no deberían ser como son. Es una lástima que en gran medida esta ensoñación no se adapte a lo que sucede en realidad

Lo que yo quiero expresar en este espacio es solo la impotencia que puede sentir alguien cuando se sienta ante el televisor. Y con esto no me estoy refiriendo a los tan criticados programas del corazón, ni a ciertos canales consideramos con tendencia política hacia la derecha o hacia la izquierda. El tema central de mis intervenciones serán unos discursos ofrecidos en todas las cadenas y a todas horas del día. Hablo de la publicidad. ¿Qué es lo que está sucediendo para que en pleno siglo XXI los anuncios que se emiten por televisión tengan tan poca consideración hacia algunos colectivos, entre los que destaco a las mujeres? No son pocas las veces que quedo boquiabierta cuando observo en la pequeña pantalla como ángeles (femeninos, por supuesto) de 90, 60, 90 caen ante un hombre debido al efecto de su desodorante; o como una niña de unos 8 años le pide a su novio de la misma edad que la proporcione un coche mayor… Estas ideas que nos transmite la publicidad en forma de cuentos o pequeñas historias nos hacen retroceder por ejemplo ante todos los estudios de género creados hasta hoy día. Y lo peor de todo, es que pasa desapercibido para mucha gente, que no solo lo ve como algo natural y gracioso, sino que se empeñan en juzgar y desacreditar  a las personas que, como yo, se aterran al pensar que ha sido posible emitir ciertas cosas.

Pensándolo bien, puede que con este blog vaya mucho más allá, pues ya que ocupo este espacio para denunciar, desde mi punto de vista, estos contenidos, ¿acaso no merece la pena también explorar otros de la misma calaña que no llegan a emitirse en televisión? Por ejemplo, esta semana ha sido noticia en el telediario el hecho de que una tienda de muebles descuente 30% de la factura a todos aquellos clientes que se bajen los pantalones y posen para una foto, y  lo peor de todo es que los compradores parecían más que complacidos. ¿A caso soy la única que ve una actitud humillante en este acto? ¿No es suficientemente evidente que el poderoso hace lo que quiere con el que menos tiene que tras bajarse los pantalones queda incluso agradecido?

Dicho esto os invito a leer mis próximas entradas y a expresar también todo aquello que necesitéis al respecto. Estoy segura que mi voz no será la única que se alce ante esta invasión masiva que vivimos en la actualidad y que intenta hacernos retroceder en el tiempo, situando a cada cual (mujer-hombre, rico-pobre, etc.) en el lugar que le corresponde.

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